La Paz y la Cultura de Paz desde la Práctica Social
Existen muchas ideas en torno al concepto de paz. Para la gran mayoría de las personas, ésta equivale a un estado de armonía, tranquilidad y equilibrio; uno de ausencia de violencia y conflictos. A lo largo de los años que he trabajado en proyectos de promoción y construcción de la paz, ya fueran algunos comunitarios o de investigación, me he percatado de la amplitud que tiene el concepto.
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He podido analizar, percibir y vivir los diversos entornos de promoción de la paz, los cuales me gustaría sintetizar en tres categorías:
*En el nivel micro es donde las personas generan la conciencia individual de la paz y desarrollan habilidades que conducen, por ejemplo, al cuidado emocional, a la resolución pacífica de los conflictos interpersonales y a cultivar la autorreflexión y el análisis de los desequilibrios de la vida cotidiana, transformándolos de forma positiva. Para reconocer y reflexionar sobre las violencias y las microviolencias, es fundamental dejar de normalizar estas conductas y prevenirlas.
*A nivel social, la paz conduce a una convivencia solidaria, empática y colaborativa, esto gracias a incentivar la resolución de los conflictos comunitarios positiva, pacífica y activamente. Lo anterior permite desarrollar una actitud crítica y activa y, por consiguiente, ser agentes éticos desde el pluralismo, la diversidad y la libertad individual. Ser promotores de la comunicación no-violenta es fundamental en este nivel, así como aprender a negociar y construir desde el consenso, garantizando así los derechos humanos y una vida digna para todas las personas.
*Y en el nivel macro-planetario, la paz se alcanza principalmente promoviendo la interrelación holística y ética propia del cuidado persona-entorno-planeta. Entender que toda la vida alrededor del ser es una extensión de uno mismo y que nos corresponde cuidar este entorno y protegerlo como si fuera el cuerpo que habitamos. En este nivel, es necesario entender que el planeta entero tiene derecho a la vida y a la paz duradera.
La paz se construye en comunidad
Existen numerosas personas organizadas que trabajan en áreas a nivel local, nacional e internacional, algunos de los cuales tal vez desconocen que la labor que han realizado durante años contribuye a construir una cultura de paz, pero que, sin embargo, continúan haciéndola. He conocido y entrevistado a muchísimas personas que trabajan a favor de la paz desde las ciencias y las iglesias, desde la inclusión, la diversidad, la educación o la ética, desde las políticas públicas, la participación ciudadana y los derechos humanos, o incluso a partir de la psicoterapia humanista, el periodismo de paz, las economías justas, las prácticas restaurativas, el desarrollo sostenible y hasta buscando el desarme y la seguridad de todos.
A todas estas personas, los invité a seminarios que organicé junto con algunos colaboradores desde la Escuela de Humanidades de la Universidad Modelo, entre los años 2013 y 2017. También han ido algunos a mi programa de radio Versar y Conversar, conducido en conjunto con dos colegas durante cuatro años, en el cual conversamos con personas de diversas partes del mundo sobre temas de cultura de paz, ciudadanías y derechos humanos.
Y es que la cultura de la paz se construye así, al propiciar el encuentro y la conversación entre personas cuyos rasgos esenciales son que pertenecen y tienen conciencia de comunidad, que procuran la convivencia pacífica y la justicia social, que se comportan de acuerdo con los valores éticos que dicta la paz y que participan activa y públicamente en la búsqueda de soluciones alternativas y posibles a las distintas problemáticas sociales.
Mi labor en GAMIP
En 2021, como parte de estas conversaciones con personas constructoras de paz a nivel internacional, me uní a Global Alliance for Ministries and Infrastructures for Peace (GAMIP), que es una organización internacional no gubernamental que opera a nivel mundial y está formada por campañas de la sociedad civil, universidades y centros de investigación, y organizaciones e instituciones gubernamentales que apoyan la búsqueda de la paz en el mundo. Sus labores son, entre otras: la defensa de los Derechos Humanos, la resolución de conflictos por vía pacífica, la educación para la construcción de Culturas de Paz, las Ciudadanías y el reconocimiento de la diversidad cultural.
Actualmente soy la coordinadora general del Capítulo GAMIP América Latina y el Caribe (GAMIP ALC) que opera como un área regional dentro del Board Internacional. La organización está conformada por organismos y miembros de los siguientes países: Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Perú, Puerto Rico, República Dominicana y Uruguay. Y de países aliados de América: Estados Unidos y Canadá. En la mesa directiva también se encuentra mi colega Liliana Barrera, de Colombia, y una comisión directiva de 11 miembros.
La cultura de la paz se construye así, al propiciar el encuentro y la conversación entre personas cuyos rasgos esenciales son que pertenecen y tienen conciencia de comunidad, que procuran la convivencia pacífica y la justicia social, que se comportan de acuerdo con los valores éticos que dicta la paz y que participan activa y públicamente en la búsqueda de soluciones alternativas y posibles a las distintas problemáticas sociales.
Trabajemos juntos
Toda esta experiencia me ha hecho pensar que la paz no solamente es un derecho humano, sino que es un derecho transversal; es la base para garantizar todos los demás derechos. Sin ella, es imposible alcanzar la justicia social, la igualdad, la equidad y el pleno desarrollo de las sociedades. Por todo lo anterior, los insto a que trabajemos para garantizar la paz total.


Para mí, la paz es un valor, una aspiración, y también una inspiración. Para quienes construimos la paz en las organizaciones es sobre todo un derecho, un derecho ciudadano y un derecho de los pueblos.
Toda esta experiencia me ha hecho pensar que la paz no solamente es un derecho humano, sino que es un derecho transversal; es la base para garantizar todos los demás derechos. Sin ella, es imposible alcanzar la justicia social, la igualdad, la equidad y el pleno desarrollo de las sociedades. Por todo lo anterior, los insto a que trabajemos para garantizar la paz total.
Marcela Montero, Escuela de Humanidades de la Universidad Modelo. Correo: coordinaciongeneral@gamipalc.org
Publicación realizada en: MetrópoliMid, la Revista Urbana de Mérida, N° 71 'Diversidad Cultural: Retos y Oportunidades'.